A veces parece que lo estás haciendo bien: eres responsable, productivo, siempre avanzando. Tienes metas, listas, compromisos. Pero detrás de esa eficiencia puede esconderse algo más profundo: la depresión de alto funcionamiento.
Aunque desde fuera todo luzca en orden, puede que adentro estés sobreviviendo más que viviendo. Porque cuando la productividad se vuelve una forma de anestesiar lo que sentimos, es momento de mirar más profundo.
Según una entrevista publicada en Los Angeles Times, “Judith Joseph enseña a entender la ciencia de la tristeza para comprender la ciencia de la felicidad”, y destaca que “con la depresión de alto funcionamiento, tú sigues adelante y no afrontas el dolor porque demasiada gente depende de ti”.
Y no lo dice solo ella. De acuerdo con la teoría de la emoción construida, la neurocientífica Lisa Feldman Barrett explica que “las emociones no están preprogramadas ni ocurren de forma automática, sino que son construcciones de nuestro cerebro, formadas a partir de experiencias pasadas, creencias y contexto”.
¿Qué es la depresión de alto funcionamiento?
La depresión de alto funcionamiento no siempre se nota, porque no se ve como llanto o aislamiento, a veces se esconde en el perfeccionismo, en la agenda llena, en esa vocecita que te dice que descansar es “perder el tiempo”.
De acuerdo con Joseph, muchas personas con esta forma de depresión presentan síntomas clínicos —ánimo bajo, problemas de sueño, culpa, sensación de vacío— pero siguen adelante sin parar. Como si dejar de rendir fuera peligroso.
“Se desconectan a través del hacer. Porque aprendieron que su valor está en lo que logran, no en lo que son”, explica en el podcast de mindbodygreen.
¿Te suena familiar? Podría ser depresión de alto funcionamiento
Hay señales que muchas veces pasamos por alto… porque en esta cultura, se confunden con virtudes, por ejemplo:
-
El no poder estar quieto sin sentirse culpable
-
Cumplir tus metas, pero sentirse desconectado
-
Recordar lo que antes te emocionaba… y ahora apenas sentir algo.
-
Darlo todo por los demás, pero incomodarte al recibir.
-
Verte bien por fuera, pero sentirte agotado por dentro.
Según un estudio reciente en Cureus, “la depresión de alto funcionamiento se caracteriza por síntomas como fatiga, anhedonia, falta de concentración, culpa, inquietud, alteraciones del sueño y apetito, sin que el funcionamiento cotidiano se detenga”.
En este estudio Joseph y colaboradores describen claramente cómo las personas pueden seguir cumpliendo con sus responsabilidades mientras experimentan síntomas profundos de depresión.
Cuando la productividad se vuelve protección
¿Y si esa necesidad de estar ocupado es una armadura?
Si alguna vez sentiste que solo te querían cuando eras útil, o que mostrar vulnerabilidad era peligroso, es probable que hayas aprendido a refugiarte en el hacer. No por ambición, sino por miedo. Miedo a no ser suficiente, a ser invisible, a que te dejen de querer.
“El trauma no siempre se ve como algo dramático. A veces se presenta como alguien que nunca descansa”, explica Joseph.
Y el médico y autor Gabor Maté lo refuerza: “El intento de escapar del dolor es lo que genera más dolor.” En otras palabras, esa necesidad constante de hacer, de rendir, de no parar… puede parecer una solución, pero a menudo es una forma de seguir alimentando el sufrimiento interior.
Productividad, perfeccionismo, y dificultad para pausar no siempre son rasgos admirables. A veces son mecanismos de defensa bien entrenados.
¿Cómo volver a conectar con la alegría?
Joseph propone una guía que me encantó: Las 5 V. Es sencilla, poderosa y avalada desde un enfoque aplicado en organizaciones:
-
Validación: Reconocer el dolor oculto y permitirte sentirlo.
-
Voz (Venting): Expresar emociones acumuladas para evitar que se filtren de forma no saludable.
-
Valores: Reconectar con lo que realmente importa en tu vida.
-
Vitales: Priorizar la salud física y emocional.
-
Visión: Planificar momentos de alegría intencionalmente.
Según Psychology Today, esta estructura está diseñada para ayudar a personas con depresión de alto funcionamiento y entornos laborales exigentes a “reconocer el dolor invisible, permitir que salga, reconectar con propósitos, cuidar su cuerpo y planear momentos de gozo”, reforzando así el mensaje de Joseph más allá del formato de charla personal.
Una vida con sentido no se mide por cuántas tareas completas
Al final, lo que de verdad transforma tu vida no es un ascenso, ni una lista llena de checkmarks. Es poder mirarte al espejo sin exigencias. Sentarte contigo sin necesidad de justificarte. Volver a sentir que estás vivx, no solo funcionando.
Así que, si tu alma anda apagada… escucha la señal. No se trata de hacer más. Se trata de volver a sentir.
Y esa es la forma más valiente de éxito que existe.
Si te gustó este artículo, te invitamos a leer más contenido como este en nuestro blog.